Cipres

 Cupressus es un género de árboles llamados comúnmente ciprés. Se han naturalizado en todas las regiones templadas del Hemisferio Norte, con las temperaturas y suelos adecuados se pueden encontrar creciendo espontáneamente y de forma dispersa. Se cultivan comercialmente en África oriental, Sudáfrica y Nueva Zelanda.[cita requerida]

Muchas de las especies se cultivan como árbol ornamental en parques y jardines de Europa y en Asia se sitúan junto a los templos.[1]​ Los cipreses son también ampliamente utilizados como setos medianeros ya que sus raíces son pivotantes, es decir, crecen en profundidad y no dañan los muros.

A la hora de elegir las especies de plantas que decorarán tu jardín o el interior de tu casa, no solo tienes que tener en cuenta sus cuidados y el clima al que pueden someterse, su porte, belleza y aroma son otros motivos para elegir una u otra especie. Y dentro de la categoría de árboles que no solo dan alegría a tu jardín, sino que también lo impregnan de una agradable fragancia encontramos el ciprés limón. Esta variedad de ciprés puede cultivarse tanto dentro como fuera de casa. Te contamos cuáles son los cuidados que debes procurarle para que crezca sano y frondoso. 







Las hojas del ciprés (verdeoscuras) tienen forma de escama (escuamiformes), de muy reducido tamaño y se disponen unas sobre otras en forma de tejas (imbricadas). Son opuestas y están dispuestas muy apretadamente y fuertemente ligadas al brote. Las hojas van formando las características ramillas de los cipreses.

    Las flores masculinas son claviformes (en forma de porra o clavo), de un tamaño de entre 3 y 6 mm. y se distribuyen de forma individual, teniendo un color amarillento al principio que torna a pardo oscuro cuando pasa el tiempo. Las flores femeninas son globulares (en forma de globo), muy pequeñas (4-6 mm), de color verde y aparecen dispuestas en pequeñas inflorescencias.



Riego: un factor clave en el cuidado del ciprés
Como la mayoría de plantas, el ciprés limón sufre cuando se ve sometido a un exceso de agua, lo que podría provocar la aparición de hongos. Ahora, es una planta a la que le gusta la humedad, por lo que lo ideal son riegos frecuentes, pero con poca agua, de manera que el sustrato siempre tenga algo de humedad, pero la planta no sufra encharcamientos. Puedes comprobar la cantidad de humedad de la tierra introduciendo el dedo en la misma. 

Si tienes tu ciprés limón en maceta, una manera muy efectiva de regarlo es echando agua en el plato, de manera que la planta absorba la humedad cuando lo necesite. Así evitarás también mojar en exceso el follaje de la planta, ya que podría estropear sus hojas.  

En su estado adulto y, si el clima de tu zona es templado y lo tienes en el jardín, no necesitará más riego que el que le proporcione el agua de lluvia. 






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